»Él es el Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él. Ya que es el Señor del cielo y de la tierra, no vive en templos hechos por hombres, y las manos humanas no pueden servirlo, porque él no tiene ninguna necesidad. Él es quien da vida y aliento a todo y satisface cada necesidad. De un solo hombre creó todas las naciones de toda la tierra. De antemano decidió cuándo se levantarían y cuándo caerían, y determinó los límites de cada una. »Su propósito era que las naciones buscaran a Dios y, quizá acercándose a tientas, lo encontraran; aunque él no está lejos de ninguno de nosotros. Pues en él vivimos, nos movemos y existimos. Como dijeron algunos de sus propios poetas: “Nosotros somos su descendencia”. Y, como esto es cierto, no debemos pensar en Dios como un ídolo diseñado por artesanos y hecho de oro, plata o piedra. En la antigüedad Dios pasó por alto la ignorancia de la gente acerca de estas cosas, pero ahora él manda que todo el mundo en todas partes se arrepienta de sus pecados y vuelva a él.
Hechos 17: 24–30 NTV
La palabra “arrepentirse” tiene un significado mucho más profundo de lo que conocemos comúnmente. Es la palabra TESHUVÁ y significa: retorno; es decir, volver al camino, retornar hacia Dios.
Es una acción continua de volver al lugar al que pertenecemos. Salimos de Él y somos de Él, por eso nos atrae a ese lugar de procedencia.
El desafío hoy es hacer Teshuva, volvernos de nuestros malos caminos, de nuestra rebeldía, de nuestra altivez, de lo que nos fuimos contaminando; volvernos de los dioses que fuimos creando y reencontrarnos con el verdadero Dios.
Hoy en día las personas buscan acercarse a Dios a su propia manera y no se dan cuenta que eso trae como consecuencia que son seducidos por las cosas que se mueven alrededor y terminan llevando una vida sin propósito por no conocer cuál es la voluntad de Dios para sus vidas. Por no estar dispuestos a volverse al camino original, por el cual Él nos mandó que anduviésemos
Desde el principio el plan de Dios fue que tengamos una relación de intimidad con Él: Conocerlo. Eso nos lleva a vivir una vida de bendiciones, donde aprendemos a amar a Dios y a amar al prójimo.
Fuimos diseñados para manifestar y mostrar su amor, por medio de nuestras vidas y eso solo podemos lograr si estamos en constante comunión con Él. En el momento que abandonamos ese lugar y decidimos dedicarnos a lo que a nosotros nos parece correcto o lo que nos es placentero, estamos separándonos de la fuente de la cual proviene nuestra esencia.
No importa qué tan bajo hayamos caído. Siempre podemos hacer Teshuva, esta es la buena noticia ¡hay posibilidad de que podamos arrepentirnos y volvernos de nuestros malos caminos hoy!
-Alicia Franco.